lunes, 7 de octubre de 2013

Mi odio a los camiones

Por mi trabajo me toca bastante viajar por carretera. Además, en los últimos tiempos me ha tocado bastante hacerlo por España y, aunque no aplica solamente a este país, si hay algo que odio de mis viajes son los camiones en las autopistas (en realidad, los camiones en general).

Entiendo que los camiones son imprescindibles y que hacen una labor de transporte que no se puede obviar. También entiendo que los camiones es casi mejor encontrárselos en autopista que en carretera convencional (yo, como usuario asiduo de autopistas y autovías, me quejo de encontrármelos en ese tipo de carreteras, pero reconozco que es mucho peor hacerlo en carreteras de un único carril). Sin embargo, a veces pienso que los camioneros se  creen los reyes de la carretera y eso es lo que me hace "odiarlos".

En los últimos meses, sólo en Pamplona, tres personas han muerto por sendos accidentes en los que se han visto involucradas con camiones. Ambos casos, aunque muy distintos, han tenido un denominador común: camión fuera de control que choca / arrolla a un coche en el que mueren sus ocupantes. En realidad, ambos accidentes son muy distintos pero tienen ese denominador común:
  • En el primero el camión entra sin control en una rotonda y cae (literalmente) encima de un coche
  • En el segundo el camión pincha una rueda en la autopista e invade el carril contrario para acabar chocando contra un coche
Lo que no puede ser es que un camión pierda el control y los que mueran sean personas que nada tenían que ver con el incidente (sólo la mala suerte de estar en el sitio incorrecto en el momento incorrecto), mientras que el conductor de camión sale "ileso" (lo entrecomillo porque me imagino que, pese a no tener consecuencias físicas, es muy probable que psíquicamente hablando sí se vean afectados).

Esa es la queja principal (y más grave) pero también tengo otra: odio cuando un camión que va a 91 km/h adelanta a otro que va a 90. Y más si lo hacen  sabiendo que vienen coches detrás. Hay veces que me atrevo a decir que lo hacen adrede: van detrás y se ponen a adelantar cuando ven que vas a llegar. El otro día, de hecho, igual estuve 3 minutos esperando a que un camión adelantara a otro (porque esa es otra, parece como si el camión que va a ser adelantado se picara y acelerara para hacer más eterna la maniobra). La cola que se formó detrás del camión que adelantaba fue enorme. Además, es una de las sensaciones más desagradables encontrarte detrás de un camión que está adelantando a otro (y no te digo ya si justo detrás tienes un tercer camión).

Yo, por mi parte, ya he ajustado mi conducción cuando me cruzo con un camión. Por ejemplo:
  • Intento evitar entrar a una rotonda con un camión en paralelo
  • Trato de evitar esa sensación de sentirme "encerrado" por dos camiones adelantando uno a otro en autopista
  • Siempre que adelanto a un camión, lo hago con el 100% de mis sentidos alerta
Por si acaso... Creo que son pautas que todos deberíamos aplicar.

¡Dicho queda!

lunes, 22 de julio de 2013

Las paradojas de las villavesas

Para los que no sean de Mordor, VILLAVESA: Autobús interurbano. Guagua.

El término me hace bastante gracia tiene su historia: proviene de "La Villavesa", que fue la primera sociedad destinada al transporte de pasajeros interurbano en Pamplona. Obviamente, tenía su sede social en Villava (localidad muy cercana a Pamplona), y de ahí su nombre, pese a que la sociedad se disolvió en 1969. Wikipedia dixit.

Pues bien. Aunque ya no sea una villavesa, para qué le vas a cambiar el nombre si toda la vida le has llamado villavesa? Es como si ahora la marca kleenex se disolviera. Pasarías a llamar a los pañuelos de papel con ese nombre (pañuelos de papel)? Pues claro que no. Seguirían siendo "los clínex de toda la vida"...

Pero bueno, que lo que quiero aquí contar es algo que me ha pasado ya en un par de ocasiones últimamente y que estoy seguro que a muchos de vosotros también os habrá pasado en alguna que otra ocasión. Yo le llamo "las paradojas de las villavesas".

He de aclarar en primer lugar que no soy un asiduo usuario de las villavesas. Al menos, no lo era. Pero últimamente, con la de problemas que me ha dado la batería del coche, he rememorado viejos tiempos: mi hora y media diaria en "la 7" para ir de casa al colegio y del colegio a casa. Eso sí que daría para un gran post, pero esa es otra historia.

Como decía no suelo utilizar este medio de transporte. Y esa puede ser una de las razones por las que me ocurren estas paradojas. Antes, sabía perfectamente para cada día de la semana (y cada día era ligeramente diferente) a qué hora debía salir de casa para llegar a la parada exactamente en el momento en que llegaba la villavesa. Y no es broma. Ahora, si llego a menos cinco a la parada, veo como justo la villavesa se marcha sin mí. Pero es que si llego un minuto antes, me toca esperar 5 minutos en la parada porque la villavesa se retrasa. Me ha pasado más de una vez (y más de dos) eso de estar esperando al paso de cebra de la plaza Príncipe de Viana y ver cómo se escapa "la 20" en mis narices.

Y es que esa es la primera paradoja: No importa a qué hora llegues, a la parada, siempre lo harás o unos segundos tarde o unos minutos antes.

Como ya he dicho, esta primera paradoja se puede paliar con la experiencia y llega un momento en que perfeccionas los horarios de tu villavesa.

Pero si tienes la desgracia de llegar unos segundos tarde a la parada y tienes que esperar a que venga otra, entonces te encuentras de bruces con la segunda paradoja y esa es inevitable incluso para los más experimentados: El tiempo que esperas en la parada de villavesa es SIEMPRE sensiblemente superior al que te dice la marquesina (otro término que me hace mucha gracia) y, además, verás amenizado tu tiempo con un sinfín de villavesas que, obviamente, no son la tuya y que están llegando con una frecuencia mucho mayor que la que indica la marquesina.

Es matemático. Pongo mi ejemplo (REAL): se me escapa "la 20" en las narices. Según la marquesina, la siguiente "20" ha de llegar 20 minutos más tarde (tengo la desgracia de que la villavesa que uso tiene además una frecuencia muy baja). Pues bien, la siguiente "20" tarda en llegar en realidad 25 minutos y en esos 25 minutos me ha dado tiempo a ver 5 "4H" y 5 "4V" (que supuestamente tienen una frecuencia de 6 minutos cada una), pero es que también me da tiempo a ver 2 "25" (que supuestamente tienen una frecuencia inferior a la línea que yo uso). No hace falta ser un "hacha" de las matemáticas para ver que ahí se está dando una paradoja...

Pero es que es más, me atrevo a decir que seguro que si la villavesa que necesito es "la 25", entonces veo pasar "20" con mucha mayor frecuencia.

¡Dicho queda!

domingo, 21 de julio de 2013

Mordor

Gracias a las redes sociales en general y a Facebook en particular, se ha hecho mundialmente famosa la frase de "Pamplona es Mordor". Pues bien, hay gran parte de verdad en dicha afirmación.

Sólo así se explica que hace sólo mes y medio nos tocara vivir una de las mayores inundaciones de los últimos tiempos; hace menos de un mes (a finales de Junio) recuerdo ir a trabajar todavía con txamarra y coincidiendo con los sanfermines llegara esta ola de calor que tiene pinta de que no nos va a abandonar en una buena temporada...

Y es que, parafraseando una canción de Melendi, "la primavera la inventó el Corte Inglés". Hemos pasado del invierno más crudo y largo que yo recuerde al calor asfixiante más extremo. Esto último no deja de ser normal en la época del año en la que estamos, pero parecía imposible hace apenas un mes. Y lo que es peor, tiene pinta de que este año allá por Octubre / Noviembre seguirá haciendo calor, por lo que el otoño tiene pinta también de ser "de broma".

Pero es que la frase tiene unas connotaciones mucho mayores. A mí que me toca viajar bastante recuerdo perfectamente esa sensación de notar que vas acercándote a Pamplona con el coche porque te vas metiendo en una zona de nubes. Si estabas cerca de Pamplona y veias un buen grupo de nubes, allá que estaba Pamplona. Ni GPS hacía falta. Y tengo amigos y compañeros de trabajo que viven en Logroño y trabajan en Pamplona que coincidían en indicar que era pasar los túneles del Perdón y la climatología cambiaba drásticamente. O la sensación de montarte en el tren en Pamplona con el abrigo en pleno mayo y bajarte en Madrid ahogado de calor. Eso también me ha pasado.

En fin, como la cuestión es quejarse, los mismos que hace un mes estábamos hasta las narices de no ver un rayo de sol, lo estamos ahora de este calor. Y lo malo, como ya he dicho, es que parece que va para largo...

¡Dicho queda!

viernes, 19 de julio de 2013

Los ruidos molestos / Los molestos ruidos

El mes de Julio ha sido complicado en muchos sentidos (trabajo, viajes, Sanfermines, vacaciones) y una consecuencia directa ha sido tener muy abandonado el blog. Espero que ahora que poco a poco voy a tener que ir volviendo a la normalidad pueda volver a escribir con asiduidad porque, desde luego, tengo en el interior de mi cabeza ideas sobre las que escribir.

En uno de los viajes en tren que he realizado en este mes me tocó sentir la desagradable sensación de intentar dormir y no poder porque había un traqueteo (probablemente imperceptible para el resto de pasajeros) que se metió hasta el fondo de mi cabeza y no pude conciliar el sueño.

Y es que en la mayoría de los casos son ruidos minúsculos, ya digo, probablemente imperceptibles para el resto de personas, pero son unos ruidos que si se te cruzan, llegan a ser realmente molestos. En este caso era el traqueteo del tren que hacía vibrar ligeramente el asiento y producía un pequeño ruido, pero en el último mes he tenido una experiencia similar: el llanto del chino filipino que no me dejó dormir en casa de Zapata en Madrid.

Estos molestos ruidos siempre tienen dos características principales comunes: no sabes que están ahí hasta que te concentras en algo y son tremendamente repetitivos. Mientras vas hablando o haciendo cualquier tipo de "ejercicio" que no requiera concentración, ni los notas. Pero como quieras leer, ver una película, escuchar música o dormir, ¡ay amigo, date por jodido!, una vez lo oigas una vez, ya no lo vas a dejar de oír por mucho que quieras.

¡Dicho queda!

martes, 18 de junio de 2013

Mi visita al Bernabéu

Hace ya un par de semanas estuve en Madrid viendo a mi equipo, el Club Atlético Osasuna, jugar ante el Real Madrid.

Era la despedida de la temporada y, gracias a Dios, se trataba de un partido intrascendente ya que habíamos certificado la salvación la semana anterior en un agónico partido en casa ante el Sevilla (¡cómo sufrimos! y ¡cómo nos la gozamos finalmente!). El Madrid, por otro lado, tampoco se jugaba nada, así que era un partido idóneo para poder visitar un templo futbolístico como el Santiago Bernabéu. Un amigo mío consiguió un par de abonos, así que la entrada era gratuita. No podía pedir más…

Yo había estado una vez en el Santiago Bernabéu pero fue en una visita guiada por el estadio y, claro, no es lo mismo que ver el estadio lleno y en un partido. En cualquier caso, tampoco fue el ambiente de las grandes ocasiones (el de las grandes noches de Champions o de los duelos contra Barça o Atlético): el ambiente que me encontré fue más bien frío y con una crispación que intentaré definir en las próximas líneas.

Como ya sabemos, era el último partido de José Mourinho en el Real Madrid (y en el Santiago Bernabéu) y, como era de esperar, había una gran división de opiniones entre los detractores y los seguidores del luso. Tras tres temporadas en el banquillo merengue, el balance puramente futbolístico y de resultados del de Setubal es discutible, pero lo que nadie puede discutir es que es un técnico polémico y sus 3 años en Chamartín no han sido una excepción. Como suele ocurrir con personajes tan carismáticos, en estos 3 años se ha ganado una gran legión de seguidores pero también una gran legión de detractores ENTRE SU PROPIO PÚBLICO. Uno puede esperar que alguien del Madrid se gane una gran legión de detractores entre sus rivales o personas no afines al club blanco, pero lo que es más difícil de explicar es ganarse estos detractores entre los propios seguidores del equipo…

No voy a entrar a valorar si tiene más detractores o seguidores o si acaso es justo que tenga esos detractores / seguidores. Simplemente diré que por lo que yo percibí en el campo en la presentación de los jugadores y técnico,  el tema está más o menos al 50%.

Obviamente, los pitidos siempre se hacen notar más que los aplausos, pero la sensación que yo tuve en el estadio es que había una división enorme en el madridismo en torno a su persona. También es cierto que después durante el transcurso del partido hubo varias ocasiones en que gran parte del estadio (ya digo, en torno a un 50%) aplaudía cuando los Ultra Sur arrancaban cánticos a favor de su persona y en torno a unas 10000 personas parece que se quedaron a la finalización del encuentro para despedir al luso.

Respecto al partido, la verdad es que tampoco tuvo demasiada historia. Parecía más un amistoso que un partido de alta competición. Aun así, me gustó y bastante Osasuna. Probablemente fue de los mejores partidos del equipo fuera de casa: con criterio a la hora de mover el balón y llegando con asiduidad a posiciones de remate. Me gustó especialmente el partido del canterano Roberto Torres, que volvió loco a su pareja de baile (en la primera parte Callejón y en la segunda Arbeloa).

Pero incluso jugando bien y ante un Madrid que nada se jugaba, perdimos 4-2… El Madrid se puso por delante 2-0 con goles de Higuaín y Essien en la primera parte; Torres y Cejudo empataron en el arranque de la segunda mitad; pero Benzema y Callejón acabaron cerrando el encuentro.

El partido sirvió también para despedir al gran Ricardo López de las porterías del fútbol profesional. Me pongo en pie ante ti, Richi.

De este modo, ya son 4 los estadios de primera división que he visitado viendo jugar a Osasuna: el Calderón, Getafe, Anoeta y ahora el Bernabéu. Bien es cierto que en frente estaba Osasuna, pero la sensación que me queda es que las aficiones de estos 4 equipos son mucho peores que la nuestra y que el ambiente que se genera en el campo es infinitamente superior en el Sadar que en cualquiera de estos estadios.

¡Dicho queda!

jueves, 6 de junio de 2013

Ya no quiero ser español

Este NO es un artículo de opinión político. Quiero recalcar esto antes de profundizar en la idea que aquí quiero exponer:

Nunca he sido un patriota. Nunca he creído en "ser de..." o "pertenecer a...". Siempre he tenido la impresión de que los patriotismos son algo que tenía sentido en otras épocas en las que los conceptos de globalización como tal no existían. Hoy en día que puedes hablar, escuchar e incluso ver a personas que se encuentran en la otra punta del plantea, creo que los patriotismos tienen mucho menos sentido: ya no eres de un país en concreto, si no que hemos pasado a ser de un grupo de países (UE), un continente (Europa) o incluso del mundo a secas.  Eso que vaya por delante.

Sin embargo, la realidad es que (nos guste más o menos y sin ningún contenido político en el mensaje), somos de España, trabajamos en España y vivimos en España.

Pues bien, el otro día un par de artículos de opinión muy interesantes que me hicieron llegar a la contundente conclusión expuesta en el título: ya no quiero ser español. Los artículos, por cierto, por si a alguien le interesan son Paraguas de lunares del blog Ersten Mal. Zweiten Bien de un amigo personal llamado Kelzo (quien demuestra que para escribir bien no hace falta dedicarse a ello) y El síndrome Lord Jim de un tal Arturo Pérez Reverte (a alguno le sonará).

En realidad, no es que no quiera ser español (ya he dicho que no es algo que se pueda elegir), si no que no quiero ser el tipo de español que caracterizan ambos autores (para mí, de manera acertadísima) en esa cajera de supermercados huraña y sin modales. Creo que es conveniente retomar la educación perdida hace ya un tiempo atrás y comenzar a usar esas palabras olvidadas como "por favor", "gracias" o "usted". Y creo que es si cabe más importante recuperar la sociabilidad inherente al ser humano y que en España parece que hemos perdido (sobre todo en el norte, he de apuntar). En este sentido, me encanta la frase que en su día leí  (no recuerdo a quién): "el hombre es un ser social por naturaleza".

Eso quiero decir cuando digo que ya no quiero ser español. Una frase que suena contundente pero que en realidad vendría a querer decir: "quiero cambiar el concepto de español que se tiene en el mundo". Pero claro, eso no sonaría tan impactante, ¿verdad?.

¡Dicho queda!

miércoles, 5 de junio de 2013

¿Eramos más felices sin WhatsApp?

Lanzo la pregunta al aire aunque yo tengo clara mi respuesta: NO. Y eso que tradicionalmente he sido siempre un "anticuado" en esto de las nuevas tecnologías (¡manda huevos que sea ingeniero de telecomunicación!): no tuve mi primer teléfono móvil ni mi primer smartphone (y, por ende, mi primer contacto con WhatsApp) hasta mucho después que el resto de mis amigos. Fui el último. Me negaba... ¡Juventud!

Partiendo de la base de que WhatsApp es una aplicación bestial (sólo de pensar la cantidad de SMS a razón de 0,17 € por mensaje que habré mandado...), he de reconocer que muchas veces dan ganas de borrar la aplicación. Especialmente si el smartphone del que dispones no es de lo más potentes del mercado y el relojito de arena comienza a aparecer con asiduidad o después de un día duro de trabajo te encuentras con 300 whatsapps sin leer... Pero todo esto se debe al mal uso que le damos a la aplicación.

La aplicación a modo individual funciona perfectamente y es un sustituto ideal del SMS (sólo tiene una desventaja y es que necesitas tener acceso a Internet, aunque eso hoy en día no es problema). Pero es que además permite escribir mensajes al concepto de "Grupo": es decir, mandas un texto e inmediatamente le llega a todos las personas del grupo. Si a todo esto le unes que permite adjuntar archivos (imágenes/audios/vídeos), te haces una idea del potencial de la aplicación. Pero creo que todos debemos tener en cuenta una serie de cuestiones a la hora de utilizar el WhatsApp en modo "Grupo":
  1. Lo que no puede ser es que se discutan detalles de eventos importantes (la comida de San Fermín, el viaje de vacaciones a Ibiza, ...) por Whatsapp. ERROR.
  2. Tampoco puede utilizarse para hacer una votación. ERROR.
  3. Tampoco para dar mensajes importantes o discusiones de índole profunda porque puede que pasen desapercibidos al interesado. ERROR
En esos 3 flagrantes casos (y seguro que hay muchos más) lo más posible que vaya a pasar es que alguno de tus amigos no esté atento al móvil en el momento en que la "tormenta" se desencadena y cuando quiere darse cuenta se encuentra con 152 whatsapps sin leer. Sabéis que se hace en ese caso, ¿no?: leer COMO MUCHO los 5 últimos mensajes (probablemente ya nada tengan que ver con la discusión original) y PASAR del tema. ERROR.

Aunque no lo creamos, existen medios alternativos (correo, Doodle, llamada, ...), que probablemente sean más adecuados en cada uno de esos casos.

Entonces, ¿para qué sirve WhatsApp?. Yo lo tengo claro: para esas conversaciones absurdas surgidas del puro aburrimiento o para esas imágenes y vídeos graciosos, o asquerosos, o subidos de tono que nos alegran diariamente. Lo sé, probablemente el creador de WhatsApp no lo hizo con esta finalidad, pero creo que es una finalidad tan digna (y rentable) como cualquier otra.

¡Dicho queda!

lunes, 3 de junio de 2013

Breve Introducción

Llevo ya varios días dándole vueltas a la idea: necesito expresar mis ideas y necesito hacerlo ya. Porque sí, este será un sitio en el que exprese las ideas (absurdas o no tan absurdas) que se me pasen por la cabeza, o en el que escriba esas cosas (sorprendentes o no sorprendentes) que me ocurran en mi vida diaria. Y sí, habrá opinión futbolera como gran amante de este deporte que soy. Eso sí, espero ser breve en mi exposición...

He leído últimamente textos realmente brillantes en sitios tan diversos como prensa, blogs, facebook, un disco de música o incluso un panfleto publicitario. Todos estos textos me han hecho recapacitar y me han hecho decidirme a comenzar a escribir yo también. No espero textos brillantes ni lectores ávidos de nuevas entregas. Sólo espero dentro de unos años poder echar la vista atrás y "echarme unas risas" recordando...

Así pues, a las 18:26 de un 3 junio de 2013, desde el bucólico paraje del Parador de Ribadeo, queda oficialmente abierto el blog... ¡Sois todos bienvenidos!